domingo, 5 de abril de 2009

Déjate ir, fluye, desaparece...



Mira, déjate ir, disfruta tu recuperada fluidez, desaparece en el asfalto con ayuda del sol del medio día, deja de gritar que nadie te oye. Desaparece, es tu destino; no desees más la horrible cubeta donde te hicieron visible, deja de llorar por el oscuro y eléctrico lugar donde encerrado dormías como si fueras un cadaver en la morgue. Al menos estás vivo deshaciéndote “poco a poco ahí vamos que sea lo que Dios quiera”…

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