lunes, 12 de marzo de 2012

LLUVIA DE INSTANTES. Collages, 2011 - Doce expuestos, 2012



Su belleza tiene algo de ruina, de fósiles, de documento científico también creo que son muy poéticos.

Gioia Schuler 
(arquitecta, artista plástica y filósofa venezolana quien vive en Estados Unidos)






Fibras basculantes
            Como toda buena poesía, la obra de María Elena tiene ritmo. Un ritmo acompasado por figuras de color y líneas. Es como un trabajo hecho por capas que se entretejen logrando un equilibrio armonioso. Matisse decía que en toda obra se libraba una batalla entre color y línea, pero en su obra es más bien una danza. Líneas y colores se abrazan dejando la partida en tablas.
            Como toda buena poesía dice mucho con pocos elementos y sin embargo cada elemento nos remonta a una tradición distinta. Por un lado el dibujo minucioso de quien recolecta y disecta plantas. Por el otro, la estampa japonesa con patrones geométricos. En este mundo donde la simultaneidad de eventos sucede todos los días, María Elena se distingue como testigo de ocasión. En este caso dibuja las nervaduras de las plantas creciendo conjuntamente a planos de color  como si con esto develara una realidad textil, hasta ahora oculta y secreta. Descubriendo también, cierta empatía musical que reúne  a  fibras de ambas partes.
            Como toda buena poesía, la obra resuena, persiste en el tiempo. La sigo viendo con mis ojos cerrados, porque sus elementos se repiten escalando cada vez a un nivel más alto. Una persistencia casi barroca que nos dice una y otra vez la delicada naturaleza de su origen.
            Como toda buena poesía, la obra se halla suspendida inerte sobre el abismo. El fondo blanco sirve de soporte a este acto de levitación mágico donde los elementos flotan adheridos unos a otros por una coherencia sutil y frágil. En el orden imperceptible de las notas que se improvisan, el de la espontaneidad calculada.
            Pero más que una poesía, la obra de María Elena, nos permite un ejercicio visual pocas veces realizado. Porque a pesar de la amplia tradición visual en la que se apoya, su obra se mantiene incólume a sus principios, sin hacer evidente ninguna de las influencias que la inspiran. Es simplemente aire y savia de María Elena.
Gioia Schuler  Febrero 2012

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